Sun Odyssey 49: prestaciones a vela fuera de lo común en cruceros de este tipo

El Sun Odyssey 49 diseñado por Philippe Briand salió del astillero francés Jeanneau que, fiel a su política, ha querido ampliar su gama con un crucero de quince metros dotado de unas prestaciones a vela fuera de lo común en cruceros de este tipo. El Sun Odyssey 49 está disponible en dos opciones de interior: la versión armador con tres cabinas y dos baños, y la versión chárter con cuatro cabinas y cuatro baños.

La PRUEBA de la revista “Barcos a vela“: el Mistral llevaba varios días soplando con ganas y el parte anunciaba tendencia a amainar en las siguientes horas. En el puerto, por la mañana, los obenques silbaban y los pesqueros seguían amarrados. De todas formas decidimos hacernos a la mar con un rizo en la mayor y el génova desenrollado al 25% de su superficie. Las maniobras para salir del amarre se realizaron sin demasiados problemas gracias a que el Sun Odyssey 49 probado llevaba instalada una hélice de proa Steiner (opcional). Antes de salir del puerto los anemómetros marcaron 28 nudos con rachas muy fuertes. Aconsejados por los conocedores de la zona, pusimos rumbo a las cercanas islas del Chateau D’If para poder navegar al socaire con menos mar y menos viento, aunque mucho más racheado. En todo momento el barco se comportó noblemente con un buen asiento y la tendencia a la orzada, cuando cargaba la racha, se controlaba sin dificultad aunque el encargado de la mayor no estuviese por la labor. Lógicamente, en estas condiciones no podemos hablar de barcos de cubierta seca, cuando continuamente las olas la barrían de proa a popa. La concavidad de los bancos transversales y la del suelo, frente a las bitácoras, nos ofrecieron en todo momento unas posturas a la rueda con los pies bien calados. Tampoco era cuestión de poner a prueba el ángulo y la velocidad en ceñida, pero de todos modos cerrando el ángulo a unos 50º, con toda la mar por la amura y con el anemómetro marcando 35 nudos, el Sun Odyssey 49 no bajaba de los 9 nudos. Sólo los despistes a la rueda provocaban algún que otro pantocazo, aunque en la impresión generalizada de todos los presentes sobresalía la sensación de barco extremadamente suave en el paso de las olas. Con la esperanza de que al día siguiente las condiciones meteorológicas serían más favorables, decidimos poner rumbo a puerto y dedicar el resto del día a fotografiar y medir los interiores y la cubierta. Volviendo a puerto, abiertos a 150º con la mar por la aleta, las planeadas llegaron a superar los 12 nudos y en ningún momento tuvimos la mala sensación de clavar la proa. Al día siguiente las predicciones se cumplieron y pudimos disfrutar de un viento de 18/20 nudos aunque la mar era vieja. Las pruebas de navegación a motor, a palo seco dentro del puerto, dieron unos registros de 8,8 nudos a 4.000 revoluciones y 7,9 nudos poniendo el motor a un régimen cómodo de crucero de 2.600 vueltas. De todas formas estos registros no son del todo correctos ya que según el fabricante del motor el régimen máximo ha de estar en 3.800 revoluciones y el motor llegaba a las 4.000. Los propios técnicos del astillero reconocieron que aún se estaban probando distintas hélices para encontrar la definitiva.

La popa ofrece una gran plataforma de baño totalmente integrada en el casco y forrada de teca. La escalera de baño del Sun Odyssey 49, de acero inoxidable con peldaños de teca, está centrada al codaste y queda escamoteada bajo la plataforma. El suelo de la bañera sobresale del espejo formando en su parte frontal el escalón de acceso a la cubierta y en sus laterales dos prácticos asientos. Justo a la entrada, en el suelo, dos tapas de enjaretado e teca esconden un pañol con esagüe, ideal para estibar artículos de baño y objetos que se puedan mojar. La bañera del timonel dispone de mucho espacio a popa. Debajo del de estribor está la palanca del gas del motor. La instrumentación de este último se encuentra delante de la bitácora de estribor bajo el banco de la bañera, lo que provoca una cierta dificultad para poder ver el tacómetro, sobretodo teniendo que gobernar desde esta banda que es donde se encuentra la palanca del gas. Las dos bitácoras, realizadas en fibra del mismo molde que la cubierta, tienen un diseño atractivo y, ante todo, práctico. Van dotadas con dos ruedas de 90 cm de diámetro con sus compases magnéticos correspondientes. Las cubiertas laterales son cómodas, con portalones de embarque lateral y rematadas con tapas de regala en teca. Quizá son más estrechas de lo que cabría esperar en un barco de 49 pies, pero la razón principal no es otra que la gran anchura de la cabina que, por otro lado, consigue un magnífico volumen interior. El roof es muy plano, permitiendo una circulación fluida sobre él incluso en su extremo de proa que termina en una suave pendiente. La cubierta de proa, ancha y despejada, tiene en su vértice de proa dos escobenes de acero inoxidable.

Para facilitar las maniobras de atraque y fondeo el tambor del enrollador de génova está situado por debajo de la cubierta, pudiendo acceder a él a través del pozo de anclas que dispone de dos tapas y un gran volumen. El molinete de anclas Lofrans está situado a popa del pozo, sobre un encaje moldeado en la propia cubierta. Apopa de toda la maniobra de fondeo hay un gran pañol de velas al que se accede a través de una escotilla de 70 x 70 cm con escalera de acero inoxidable y luz artificial en su interior. En cuanto a arboladura y maniobra, el Sun Odyssey 49 va equipado con un palo Sparcraft arbolado a 9/10 con dos pisos de crucetas retrasadas y jarcia de cable discontinua. Desde el piano se controla la maniobra de drizas, rizos, amantillos y también la escota de la mayor y el carro de la barra de escota Harken. La maniobra está repartida a ambos lados del tambucho con 7 mordazas Spinlock a cada lado y un winche Lewmar 44 ST2 por banda. Los escoteros del génova son Harken y miden 3 metros, longitud más que suficiente para poder envergar cualquier vela en proa.

Cuatro peldaños cóncavos de madera con antiderrapante separan la bañera del interior. El primero de ellos es abatible y alberga un pequeño cofre, muy accesible desde la bañera, para guardar objetos. Una vez dentro, el primer gesto generalizado de todos los presentes fue mirar a estribor. El motivo: un inusual espacio reservado a la mesa de cartas. Con cerca de dos metros de longitud y más de sesenta centímetros de anchura: amperímetros de carga y consumo, voltímetros, magnetotérmicos para todas las fases y una gran consola para la instrumentación electrónica forman parte del frontal de la mesa. El conjunto queda completado con un mueble biblioteca, armario alto, mueble bajo con estanterías y pequeños cofres para objetos. De todas formas, lo más espectacular de este espacio del Sun Odyssey 49 es la silla de madera moldeada, de diseño modernista, que puede ser empleada como tal apoyando la espalda en el mamparo o puede ser utilizada de tumbona en las largas horas de guardia. A babor el aseo de popa, muy bien resuelto en cuanto a espacio y distribución, tiene una segunda puerta de acceso desde el interior del camarote. El salón, a estribor, está separado de la mesa de cartas por un mueble bar y queda elevado por una tarima. Está compuesto por un gran sofá en C, una banqueta acolchada de dos plazas con respaldo y una mesa central de madera con dos alas abatibles y cajones inferiores. El mobiliario está bien trabajado y dispone de mucho espacio como armarios altos, estanterías y otro mueble bar en la parte posterior del respaldo de la banqueta. Uno de los muebles altos va provisto de puertas correderas y está pensado para la instalación del equipo de alta fidelidad.

En proa, el camarote del armador es amplio y luminoso con mucho espacio vestidor. A babor hay un mueble tocador en forma de L con pupitre abatible y delante una banqueta acolchada. La cama doble, de más de dos metros y centrada a la crujía, incorpora en sus dos laterales estanterías, pequeños armarios con puerta y cofres de estiba bajo el somier. Tanto la cabecera como la parte visible del casco están forradas de madera. Los dos camarotes del Sun Odyssey 49 tienen la peculiaridad de poder transformarse en uno solo mediante una operación relativamente sencilla. El mamparo longitudinal que los separa está compuesto por tres paneles que se desmontan y se estiban bajo las camas. Como resultado queda un camarote de cuatro metros de anchura y una cama de dos metros por casi tres de ancho. Al desmontarse el mamparo en tres partes, cabe también la combinación de unir las dos entradas manteniendo separadas las camas, lo que puede ser muy práctico para las parejas con criaturas. En los dos camarotes el espacio vestidor es holgado con una altura de dos metros y ambos están bien provistos de armarios roperos, estanterías y cofres para la estiba en general.